En palabras de la directora de la Fundación Konecta, "tener una fundación como instrumento que canaliza la acción social te permite desarrollar proyectos y financiación con otros y tener un mayor impacto”, y citaba los casos de la fundación que dirige y su trabajo de colaboración con Mapfre o Liberty Seguros, entre otras compañía.
Además, de la Morena señalaba que "la innovación en los proyectos es muy importante, así como aportar valor y calar socialmente”. Por ello, se intentan buscar “huecos” en sectores sociales menos concurridos. Por su parte, en el caso de la Fundación Orange, se centran en las discapacidades como la visual o auditiva y más concretamente en el autismo, un sector menos recurrente.
Los participantes en este debate resaltaban también, la importancia de involucrarse en sectores vinculados con el negocio, en el caso de Orange con discapacidades que afectan a la comunicación, en la facilidad de accesibilidad a las TIC. Por su parte, desde Konecta inciden prioritariamente en el capital humano y acción social para central las aacciones a desarrollar desde la Fundación. Y en el caso de Meliá, en cambio, la evolución de la RSC les ha permitido trabajar en varios campos.
Voluntariado empresarial
“La responsabilidad debemos pensarla también internamente, en clave de los empleados”, explicaba Gimeno, que apuntaba que “a los empleados intentamos inocularles la solidaridad impulsándolos a hacerse voluntarios”. En este aspecto, Ripoll añadía que no tener una fundación como en el caso de Meliá, hace que “cuentes con toda la organización, no te quedas aislado como departamento y puedes hacer calar el mensaje”. Al tratarse, además, de una empresa familiar, “tienes a la alta dirección para romper barreras”.
De la Morena, por su parte, destacba la importancia de promover actividades de voluntariado propuestas por los trabajadores para implicarlos fuera del horario laboral.
