La agilidad de la atención en redes sociales no concuerda con la telefónica

Comenta que hasta la llegada de las redes sociales los departamentos de atención al cliente eran los únicos canales de comunicación del cliente con la empresa, especialmente a la hora de plantear una queja o hacer una reclamación. Y por regla general se trataba de centros preparados con herramientas de tratamiento masivo y sistematizado de las consultas de sus clientes. Bajo estas directrices, la marca tenía el control. “El cliente que tenía una queja, consulta o problema aceptaba un trato completamente asimétrico a través de un call-center que podía tener en muchos casos tiempos de espera elevados, dar respuesta a muy pocas peticiones, y operar en base a unas reglas estrechamente definidas que limitaban el nivel de atención a ofrecer. Lo que no estaba en el libro, no se hacía, se pedían unas cordiales excusas, y a la siguiente llamada”.

 

Pero esta realidad comenzó a cambiar con la irrupción de las redes sociales y su papel amplificador de noticias. Algunas marcas empezaron a desarrollar sistemas de atención al cliente paralelos, basados en las propias redes sociales.

 

En muchos casos, hablamos de equipos específicos dedicados al tema, internos o externalizados, mientras que en otros se trata de perseguir el concepto de contact center, operadores dedicados a contestar peticiones que entran a través de una gama de canales cada vez más amplia.

 

Todas esas marcas mantienen sus canales tradicionales de servicio al cliente, y han superpuesto los canales sociales a modo de capa paralela, para aquellos clientes que prefieren relacionarse por ese medio. Y es ahí donde surge la paradoja: mientras una llamada al call-center tradicional te suele llevar a relacionarte con una persona típicamente desmotivada, sometida a unas métricas duras y desalentadoras, y con unos grados de libertad habitualmente escasísimos que funciona según el esquema tradicional, el recurso a las redes sociales te pone habitualmente frente a personas mucho más motivadas, con capacidad para saltarse las reglas, y mostrar una actitud del tipo “go the extra-mile” con el fin de satisfacer las demandas del cliente".

 

Enrique Dans se hace una serie de preguntas sobre las que convendría reflexionar: ¿Cuánto tiempo puede persistir esta situación paradójica en la que el nivel de atención tiene una calidad mucho más elevada en un canal frente a otro? ¿Puede una empresa aspirar a dar a todos sus clientes el nivel de servicio y la atención que proporciona hoy en Twitter o en Facebook, canales ricos en interacción, frente a la que ofrece en su call-center? ¿Qué ocurre cuando detrás de la llamada mal atendida hay un cliente que sí tiene presencia en redes sociales, y que simplemente utilizó el canal telefónico por costumbre o conveniencia?

 

No acaba aquí el artículo, pero nos ha parecido interesante concluir con esta sería de cuestiones para la reflexión, no obstante, el post completo se puede leer en su blog.

 

 

 

 

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