Cómo evitar malos hábitos al elaborar una propuesta técnica

Los malos hábitos no son buenos compañeros para cualquier iniciativa que se quiera sacar a delante con éxito. En el terreno laboral, estos malos hábitos pueden ser la diferencia entre el éxito y el fracaso. Así lo expone en un post Jon Martín, socio fundador de Cientochenta. En su caso, explica que las prácticas que se siguen en algunas empresas a la hora de presentarse a una licitación importante, como las prisas y querer avanzar en el tema cuanto antes, no suelen ser un buen camino a tomar.Jon Martín es el socio fundador de Cientochenta.

En este artículo, Jon Martín, no recomienda construir la propuesta técnicas utilizando otras más antiguas ya presentadas y extrayendo de ellas lo que podría servir para la actual que se está preparando. La restauración, en estos casos no es aconsejable. Como tampoco lo es ir a trompicones en la elaboración de dicha propuesta, es decir, pidiendo información que falta a compañeros que están soportando una elevada cargo de trabajo y que tratarán, cuando puedan de hacer un hueco para buscar y enviar la información solicita.

La elaboración de la propuesta técnica no puede ser una carrera contrarreloj, como suele serlo en la mayoría de los casos. La redacción de la propuesta se suele convertir en una tortura. Se sabe que se puede mejorar, no solo la redacción, sino también la presentación y el contenido, pero se trata de presentar la propuesta y cruzar los dedos. Ha sido una especie de carrera de obstáculos en donde ha faltado tiempo, coordinación y un trabajo hecho con orden y rigor.

Este es el comienzo del artículo de Jon Martín, cuya lectura es muy recomendable para aquellos que tengan entre manos la elaboración de una propuesta técnica o estén pensando en ello: «Revolución en la oficina: uno de tus clientes fetiche ha publicado esa licitación que llevas meses esperando y tienes dos semanas para preparar tu mejor propuesta técnica. Mientras analizas las condiciones de prestación del servicio y los criterios para evaluar a cada licitador, piensas en cuál de tus ofertas del pasado se adaptaría mejor al proyecto. Como siempre en estos casos, te acabas remontando a esas cuatro propuestas técnicas comodín que utilizas para todo. Arrancas«.

(El artículo completo se puede leer aquí).

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